
El primer disco duro fue inventado por IBM, en 1956. A lo
largo de los años, han disminuido los precios de los discos duros, al mismo
tiempo que han multiplicado su capacidad, siendo la principal opción de
almacenamiento secundario para computadoras personales, desde su aparición en
los años 1960.1 Los discos duros han mantenido su posición dominante gracias a
los constantes incrementos en la densidad de grabación, que se ha mantenido a
la par de las necesidades de almacenamiento secundario.1

Para poder utilizar un disco duro, un sistema operativo
debe aplicar un formato de bajo nivel que defina una o más particiones. La
operación de formateo requiere el uso de una fracción del espacio disponible en
el disco, que dependerá del sistema de archivos o formato empleado. Además, los
fabricantes de discos duros, unidades de estado sólido y tarjetas flash miden
la capacidad de los mismos usando prefijos del Sistema Internacional, que
emplean múltiplos de potencias de 1000 según la normativa IEC e IEEE, en lugar
de los prefijos binarios, que emplean múltiplos de potencias de 1024, y son los
usados por sistemas operativos de Microsoft. Esto provoca que en algunos
sistemas operativos sea representado como múltiplos 1024 o como 1000, y por
tanto existan confusiones, por ejemplo un disco duro de 500 GB, en algunos
sistemas operativos será representado como 465 GiB (es decir gibibytes; 1 GiB =
1024 MiB) y en otros como 500 GB.
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